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Había una vez una señora mayor que se llama Maryanne y que vivía en una casa muy grande.
Un día, antes de Navidad, recibe una carta de un banco que le dice que tiene que pagar mucho dinero o si no le quitarán la casa. Maryanne se pone muy triste y no sabe qué hacer.
Esa misma noche, llama a la puerta una familia que se ha quedado sin hogar. Son James, una mujer embarazada, y sus dos hijos pequeños. Maryanne les deja entrar y les ofrece un lugar donde dormir. Al día siguiente, les dice que pueden quedarse con ella hasta que encuentren otro sitio.
Maryanne y la familia se hacen amigos y empiezan a preparar la Navidad juntos. Maryanne les enseña a hacer adornos, galletas y regalos. También les cuenta historias de su vida y de su marido, que murió hace años. Maryanne se siente feliz de tener compañía y de poder ayudar a la familia.
Un día, Maryanne les muestra una caja que guarda en su armario. Dentro hay un regalo muy especial que le hizo su marido antes de morir. Es una bola de cristal que tiene dentro una escena de Navidad. Maryanne le dice a la familia que ese es el primer regalo de Navidad, porque representa el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, que vino al mundo para salvar a la humanidad.
Maryanne les dice que su marido le dijo que ese regalo tenía un poder mágico y que podía conceder un deseo a quien lo pidiera con fe. Maryanne nunca lo ha probado, porque no se ha atrevido a pedir nada. Pero les dice que si ellos quieren, pueden intentarlo.
La familia se queda pensando qué desear. James desea encontrar un trabajo y una casa. Su mujer desea tener un parto sin complicaciones. Los niños desean tener juguetes y amigos. Todos guardan su deseo en su corazón y esperan que se cumpla.
La noche de Navidad, Maryanne y la familia se reúnen alrededor del árbol y abren los regalos que se han hecho. Todos están contentos y agradecidos. De repente, suena el teléfono. Es el banco que llama para decirle a Maryanne que ha habido un error y que no tiene que pagar nada. Maryanne se alegra mucho y piensa que es un milagro.
Luego, llega una visita inesperada. Es un hombre que dice ser el hijo de Maryanne. Maryanne no lo reconoce, porque hace muchos años que no lo ve. El hombre le explica que se fue de casa cuando era joven y que se arrepiente de haberla abandonado. Le dice que ha venido a pedirle perdón y a reconciliarse con ella. Maryanne se emociona y lo abraza. Le dice que lo perdona y que lo quiere.
Después, el hombre les dice que es un empresario muy rico y que ha venido a hacerles una oferta. Les dice que quiere comprar la casa de Maryanne y que les dará mucho dinero por ella. También les dice que les dará un trabajo a James y una casa a su familia. Les dice que quiere ayudarles porque ellos han ayudado a su madre.
Maryanne y la familia no se lo pueden creer. Es como si todos sus deseos se hubieran cumplido. Se dan cuenta de que el regalo de la bola de cristal sí que tenía un poder mágico y que les ha concedido lo que pidieron. Se sienten muy felices y bendecidos.
Maryanne decide vender la casa y mudarse con su hijo. Le regala la bola de cristal a la familia y les dice que la cuiden y que la usen con sabiduría. Les dice que el primer regalo de Navidad es el amor de Dios y que nunca deben olvidarlo.
La familia se despide de Maryanne y le da las gracias por todo lo que ha hecho por ellos. Se van a su nueva casa y celebran la Navidad con alegría y esperanza. Esa noche, nace el bebé de la mujer y lo llaman Noel, que significa Navidad. Todos lo ven como un signo de que Dios está con ellos.
Este es el final del primer regalo de Navidad de Richard Paul Evans.
Algunas posibles reflexiones de este cuento son:
- La bondad y la generosidad se recompensan. Cuando ayudamos a los demás sin esperar nada a cambio, recibimos bendiciones y alegrías inesperadas. Dios ve nuestro corazón y nos da lo que necesitamos.
- La familia es lo más importante. No importa si somos ricos o pobres, lo que realmente nos hace felices es estar con nuestros seres queridos y compartir con ellos. Debemos valorar y cuidar a nuestra familia, porque es el mejor regalo que tenemos.
- La fe mueve montañas. Cuando creemos en Dios y en sus promesas, podemos superar las dificultades y los problemas. Dios nos escucha y nos ayuda cuando le pedimos con confianza y humildad. Debemos confiar en su voluntad y agradecerle por todo lo que nos da.
Recomendación de Lectura
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